jueves, 22 de noviembre de 2012

Día 1: Eso del Jet Lag, no es un mito!

Fuji, al fondo, detrás de Tokyo.
Ay Dios.... que eso del Jet lag, no solo existe! Es una mierda! (Con perdón). Ayer lo sufrí en mis propias carnes. También descubrí que los vuelos en avión de más de 2 horas son un etern coñazo, incomodo, y doloroso. Además de un destrozo de los nervios por la falta de sueño como es debido.

Pero paso de hablar del vuelo más allá de que son 11 horitas de viaje, que te ponen a dormir enseguida, ergo, si has subido al avión a las 3... a las 5 va a tener el cuerpo para dormir... Rita la Cantaora. Puedo informar de que Siberia esta nevada y bien congelada, y que el Mar de Japón estaba espabiladito, y que efectivamente, las montañas bloqueaban todas las nubes y que la llanura de Tokyo y el Pacífico estaban estupendamente al solazo.

Y el Monte Fuji se ve desde el avión según llegas a Narita a la derecha. Creo que hasta que lo ví no fuí del todo consciente de estar en Japón. El aeropuerto de Narita es grande, la Terminal 1 tiene un par de kilometros hasta que puedes coger tus maletas, creo. O eso nos pareció a mi amigo el JetLag y a mi. 

Me registraron la maleta, yo todo sonrisas y cara de gaijin que no ha roto un plato en su vida y rezando para que no abrieran mi neceser y se encontraran con el alijo de eferalganes, aspirinas, couldinas, almax y demás (una viene preparada, corre el rumor que aquí los medicamentos de adultos son los que nosotros damos a los niños).

Una vez abordado el Narita Express, cómodo, limpio y rápido, llegamos a la estación de Shinjuku y ahí si que tuvimos nuestra primera experiencia con el famoso metro tokiota. Mi pensamiento, lageado, "Pues bueno, no es tan lioso...".Claro que solo tuvimos que coger una linea, la Marunouchi, hasta Shinjuku-gyoenmae, desde donde más tarde descubrimos que se llega a nuestro hotel echand leches... pero el jetlag nos hizo dar un paseo.

El hotel es una gozada. La habitación es grande, tenemos cocinita que viene muy bien para desayunar. Y una cama tan comoda que a eso de la 2 del mediodia de aquí... tuvimos que estrenar. Dos horas más tarde el amigo JetLag gruñía porque me empeñé en que sería sano levantarse y explorar el barrio para cenar. Después de una dura pelea contra Jet y su compinche Almohada, conseguimos salir y después de pasear un poco, preguntarnos porque demonios no sotierran los cables, que los tienen todos volaos jodiendo fotos, entramos en una especie de selfservice en el que una señora muy risueña nos echó una mano como pudo, yo me comí el tofu más picante del mundo (vigilad que el plato no tenga un color anaranjado chillón, suele implicar salsa de chile), y Fer una especie de sardina a la plancha y una ensalada... volvimos al hotel, hicimos la compra del desayuno y JetLag, mi marido y yo nos tiramos a la cama.

Me desperté a las dos horas pensando que llevaba toda la noche durmiendo, ví que el reloj marcaba las 10 y monté la de sanquintín pensando que nos habíamos dormido y con ello perdido la excursión a Nikko del día siguiente... hasta que al abrir las cortinas ví la estupenda noche iluminada de Tokyo. 

Pedí perdón. Varias veces. Jet Lag y el Marido fueron benevolentes.

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